martes, 21 de diciembre de 2010

CALEIDOSCOPIO

Hace ya muchos años, de pequeño, a Juan Luis le regalaron un caleidoscopio..
Era un pequeño y económico juguete (poco que ver con los sofisticados juguetes de hoy día).. Formado por un tubo de cartón, de unos pocos centímetros de diámetro, en cuyo interior tres espejos reflejaban y multiplicaban, simétricamente, diminutos cristales sueltos, de múltiples formas y colores, alojados en uno de los extremos del tubo..
Al mirar por el extremo opuesto, bastaba un breve y sutil movimiento o giro del tubo, para que las formas y colores observados cambiaran y se multiplicaran, creando todo tipo de atractivas y sugerentes composiciones..
Con el paso del tiempo, Juan Luis llegó a la conclusión de que aquel humilde juguete era, probablemente, uno de los ejemplos más acertados de lo que hoy se llaman, de forma un tanto exultante, “juguetes educativos” (como si los demás no lo fueran)..
Yendo más allá de lo afirmado por algunos dichos populares, aquel caleidoscopio parecía proponer que la “realidad” no sólo dependía del cristal con que se mira.. incluso con el mismo cristal, dicha “realidad” dependía de quien la miraba.. Y yendo, aún, otro poco más allá, con el mismo cristal y el mismo observador, dicha “realidad” iba a depender de otras innumerables circunstancias, a veces , y en principio, imperceptibles o poco relevantes..

Hasta muy avanzada su primera juventud, Juan Luis, tozudo, apasionado en sus convicciones y amante convencido de la fuerza del racionalismo, se negó a admitir aquellas enseñanzas que parecía proponer aquel humilde caleidoscopio.. al menos, de forma generalizada y universal.. Muy al contrario, pensaba (o soñaba) que bastantes (e incluso muchas) realidades eran (o debían ser) tan evidentes y palmarias, que difícilmente podían escapar a una visión objetiva y compartida, para caer bajo el dominio de una aplastante y aleatoria subjetividad tan personal..

Hasta muy avanzada su segunda juventud, Juan Luis, tozudo, menos apasionado en sus convicciones y ya poco convencido de la función racionalizadora, llegó a admitir que sólo, quizás, algunas pocas “realidades” pueden ser susceptibles de ser objetivadas para ser compartidas.. la inmensa mayoría restante, parecían seguir, al pie de la letra, las enseñanzas de aquel lejano caleidoscopio..

Actualmente, Juan Luis, tozudo, bastante menos apasionado en sus convicciones y escéptico de la capacidad racionalista, admite que ninguna “realidad” es objetiva.. todas ellas forman parte de ese mundo tan subjetivo y aleatorio propuesto por aquel viejo caleidoscopio de su ya lejana niñez..
 
Todo esto me lo contaba Juan Luis, hace unos pocos días, mientras tomábamos unas copas a altas horas de la madrugada..

 Como ejemplo y motivo de sus palabras, Juan Luis me hablaba de la Navidad.. o mejor dicho, según él, de sus Navidades.. Las había vivido de todos los tipos y colores.. familiares, festivas, comprometidas y militantes, emotivas, amorosas, sexuales, alcohólicas, nostálgicas, felices, tristes, jubilosas, dolorosas, agobiantes y estresantes, tranquilas y relajadas.. “Como todo el mundo, supongo” -apostillaba él-. Es más, a veces, las mismas Navidades de algunos años, las vivió de múltiples maneras, dependiendo de esos pequeños cambios, con frecuencia, insignificantes e impredecibles.. como aquellos pequeños giros de aquel olvidado caleidoscopio..

Por todo ello, Juan Luis, hace años que decidió no planificar, ni proyectar, ni organizar, ni soñar sus Navidades..

Según me contaba, actualmente (y desde hacía tiempo), sus Navidades podrían definirse como una Navidad reflejada, en la que intentaba responder y contribuir en aquello que recibía y percibía de cuanto le rodeaba.. “igual -añadía Juan Luis- no es la opción más arriesgada, original o comprometida.. pero sí la forma más segura de poder compartir dichas fiestas.. !sobre todo en las formas!”  -sentenciaba para acabar.
 
En esta ocasión, y a diferencia de como casi siempre, casi que llegué a identificarme con Juan Luis (bué, supongo que las copas ayudaron lo suyo)..

Quizás me hubiera a atrevido a matizar que las Navidades no son, precisamente, un buen ejemplo de realidad susceptible de ser objetivada.. más bien todo lo contrario, como todo rito es un modelo ejemplar de “realidad” subjetiva.. !todo cabe y resulta posible en ella!.. igual que en nuestras más alocadas fantasías..
Quizás también me hubiera atrevido a matizar que, a veces (sólo a veces), algunos lo que esperan, desean (y hasta necesitan), no son sólo reflejos más o menos distorsionados de uno mismo.. 

No obstante, en esta ocasión, y sin tener muy claro por qué, no maticé nada.. es más, al calorcillo de las copas, hasta me comprometí con Juan Luis a compartir y poner en práctica sus conclusiones.. o al menos, a intentarlo por este año..


Como resultado de todo ello, por esta vez, y desde este rincón, no voy a desear a nadie mis mejores deseos.. ni a expresarle mis más sinceras felicitaciones.. sólo voy a desearos aquello que cada cual desee.. y sólo voy a expresaros aquellas felicitaciones que cada cual esté dispuesto a recibir.. y por los motivos que cada cual estime más oportuno..

En el fondo, pensándolo bien, no creo que se trate de ninguna propuesta original.. con mayor o menor convicción (y alguna que otra diferencia), es lo que hacen los reyesmagos para acertar y contentar con sus regalos.. o las mamás y papás para ganarse el cariño de sus hijos (y viceversa).. o los políticos y gobiernos para obtener la confianza de sus votantes (y viceversa).. o los famosos para conseguir el aplauso de sus seguidores (y viceversa).. o los medios de comunicación para conseguir aumentar su audiencia (y viceversa)..o l@s amantes para conseguir el favor de sus amad@s (y viceversa).. o hasta los mismísimos dioses para obtener la fidelidad de sus creyentes (y viceversa)..

En mi caso, y apuesto que también en el de Juan Luis, quizás sólo subrayar que estamos dispuestos a hacerlo de corazón.. y  sin esperar compensación alguna, a cambio..

(otra cosa bien diferente es que estemos más o menos acertados en el intento, che.. ejej)


..aah, que no se me olvida.. eso sí, besotes, míos y del JuanLu para todos.. navideños o no.. ejej