1ª Parte
Desde un punto de vista antropológico e histórico, existe un gran consenso sobre el origen de nuestras actuales fiestas navideñas… Dichos orígenes habría que ubicarlos en la “adaptación” y “reciclaje” de las antiguas y “paganas” celebraciones asociadas a los cambios estacionales… Dichos cambios estaban marcados por los llamados solsticios o momentos del año en los que, debido a la posición de la tierra respecto al sol, las horas del día o de la noche son máximas…Fue la civilización cristianizada de occidente, por un lado, allá por el siglo III, y mucho más tarde, la cultura anglosajona protestante, por el otro, las que llevaron a cabo el cambio y relleno de los principales contenidos y formas que mantenemos en la actualidad…
Sea como fuere, a lo largo de los siglos, han sido diferentes y múltiples los factores, elementos y circunstancias que han ido conformando estas fiestas, convirtiéndolas en toda una rica y profusa amalgama de tradiciones, costumbres, ritos, significados o sentimientos tan diversos que resultaría un esfuerzo bastante inútil cualquier intento de racionalización de las mismas…
Más aún cuando la modernidad ha ido incorporando a dicha amalgama, fenómenos tan persuasivos y poderosos como la globalización, la mercantilización, el consumo o la "sutil" propaganda publicitaria…
Más aún cuando la modernidad ha ido incorporando a dicha amalgama, fenómenos tan persuasivos y poderosos como la globalización, la mercantilización, el consumo o la "sutil" propaganda publicitaria…
Todo ello hace de estas fiestas, algo único e irrepetible (gracias a dios, y nunca mejor dicho)…
No obstante, y a pesar de lo expuesto, contamos con la experta y festiva opinión del antropólogo Akome Abebe que, muy amablemente (como no podía ser de otra manera), se ha ofrecido para compartir algunos de sus amplios y profundos conocimientos sobre el tema…
Según Akome, “En todo tipo de rito, tradición o costumbre, el factor formal tiene una importancia y un peso preponderante, muy por encima de su fondo o contenido… Algo que se manifiesta con especial y mayor relevancia (si cabe), en estas celebraciones navideñas… Como consecuencia de ello, señala Akome, las expresiones artísticas (sean del tipo que sean), se constituyen en un elemento básico y aglutinador del tremendo barullo o popurrí observado en las mismas”…
“Claro que, advierte Akome, si tenemos en cuenta que no todo el mundo muestra o posee el mismo nivel de capacidad o sensibilidad, para afrontar el reto de dichas manifestaciones artísticas, los resultados obtenidos son absolutamente dispares y de imposible clasificación o valoración… Con lo cual se alcanza un objetivo característico de estas celebraciones: Todo vale y todo es bien recibido, che”…
El consenso festivo y la amplísima convocatoria a participar y contribuir a su consolidación y engrandecimiento, se extiende rápidamente (incluso automáticamente), de forma que no hay que hacer especiales esfuerzos para adaptarse al mismo… más bien habría que decir que se requiere un serio esfuerzo para intentar mantenerse al margen de dicho consenso (y con escasas posibilidades de conseguirlo)…
Según Abebe, “Una de las muestras evidentes de este consenso colectivo y festivo, es el repentino y contagioso florecimiento de las buenas maneras, los buenos deseos compartidos, o el espíritu abierto, tolerante y dialogante, sin aparentes exclusiones ni fronteras”…
El carácter excepcional y definitivamente ecléctico que define todo este período de celebraciones navideñas aporta, sin duda, elementos a destacar y valorar… la fusión, el mestizaje o la tolerancia abierta y sin exigencias ni complejos… algo que libera y acerca no sólo a grupos sociales distintos y distantes, sino que también puede contribuir y contribuye a la liberación del individuo respecto al resto de la sociedad, potenciando el acercamiento mutuo entre semejantes sin más intermediario que la propia celebración festiva…
“Claro que hay que tener presente, matiza el experto Akome, que dicho eclecticismo también posibilita y facilita la presencia de todo tipo de elementos ávidos y dispuestos a aprovechar y rentabilizar (poco o nada desinteresadamente), estas excepcionales circunstancias de buenas y crédulas disposiciones, ya sean individuales y/o colectivas”…
Así de clarito nos lo explica Akome Abebe, “De todos es conocido aquella sentencia de a río revuelto, ganancia de pescadores… Y no hay mejor río revuelto que unas celebraciones navideñas, como así lo demuestra aquel ejemplar y representativo villancico que nos advierte y pone ante la evidencia de que nunca como en estas fechas, beben los peces en el río, pero mira cómo beben y beben y vuelven a bebé ”…
A partir de cuanto llevamos expuesto, una conclusión clara parece otearse en el horizonte:
¡No parece nada fácil aclararse entre tanto barullo festivo y celebrativo!...
¡Y menos aún, salir indemne del mismo!...
( “Ni falta que hace”, señala, cómo no, nuestro antropólogo Akome Abebe )…
¡Salvo, claro está, que seas un superhéroe, como SúperBES!
(algo que queda bien demostrado en las imágenes cedidas, amablemente, por el susodicho)…
(Continuará)
Importante: se advierte que las escenas y hechos relatados han sido protagonizados por todo un superhéroe… No intenten reproducirlos en casa, por su cuenta, solos ni acompañados… ¡podrían ser altamente riesgosas para su salud física o mental!... (por el mismo motivo, dichas imágenes no deben utilizarse ni reproducirse, sin el conocimiento ni la autorización de su protagonista).